Transformaciones y desafíos de la educación (TyD)

Sociedad de la Información

Impacto de las herramientas tecnológicas en mi vida
Nací en 1975, recuerdo en mi infancia el televisor blanco y negro, era grande y su tapa perforada con distintos orificios equidistantes, ocultaba y garantizaban una ventilación acorde para el sistema de energía “válvulas al vacío”, evoco lo interesante y misterioso que era para mí ver cambiar una de esas válvulas. Parece mentira el vertiginoso desarrollo de estos aparatos hasta la actualidad, he vivido la fácil y rápida adaptación en la vida cotidiana de estos avances tecnológicos. Existía, y existe aún, una competencia “natural y asumida” para actualizarnos, el “pertenecer” de alguna forma a estos cambios (i).

Me viene a la memoria la alegría de tener nuestro primer teléfono de línea, el disco para la marcación de los números era pesado para mis dedos y el desafío, al ser elegida para esta tarea, era no escuchar “número equivocado”, esto me significaba que había acertado en los números del llamado. Entrabamos así, al espacio de la comunicación abierta y continua. Mi madre siempre con miedos, desconfiaba de sus ventajas y temía por los costos de este sistema de comunicación. Actualmente, puede ubicarme rápido y fácilmente ya que sumé el teléfono celular a este circuito, así perdí un poco mi intimidad pero gané en tiempo e información perenne.

Durante mis estudios académicos, la Biblioteca de la Universidad de La Plata era mí espacio de preparación, de asesoramiento, de análisis y de estudio. Conocía de memoria todos los pasos previos para una consulta: búsqueda por autor o nombre del libro en las fichas de los catálogos, éstos estaban ordenados alfabéticamente o por disciplinas; anotar correctamente el código del libro; entregar al bibliotecario el pedido; esperar y confiar la profesionalidad de él para encontrar el o los libros; acompañamiento a la sala de lectura; completar una ficha con los datos del libro, datos personales, señalar la condición de alumna o no del sistema y una vez completo estos datos entregar un documento personal (DNI en Argentina); dejar bolso o mochila en los casilleros pertinentes; ubicación en alguna mesa y empezar una lectura analítica y selectiva del material; escribir lo relevante en un cuaderno, con opción a fotocopiar, en blanco y negro, siempre y cuando el material no fuese muy antiguo o maltratado; al terminar se controla la entrega de todo los libros. Todo en un silencio simbólico. Fin de consulta.
Desde hace pocos años he instalado Internet en mi hogar, y desde entonces Google ha reemplazado, en su totalidad, mis visitas regulares a la biblioteca. Un poco me avergüenza admitirlo, pero al conocer los sistemas de búsquedas más específicas, sitios de referencia en distintas áreas o descubrirlos por los dominios de la dirección, el camino de consulta multimedial es llevadero y atrapante. Las actualizaciones, las imágenes, los sonidos, los distintos medios de comunicación, las posibilidades de publicar libremente en una red interconectada y la sensación de “poder” que brinda el acceso, la captura, el manejo y la creación de Información, se convierten para mí en motivos suficientes para el cambio de intermediario en toda búsqueda informativa. Esta carretera vertiginosa de información, la cual tiene libre tránsito las 24 horas del día, no se encuentra normada y por ello es altamente peligrosa por sus curvas angulosas y las numerosas pendientes que siempre aparecerán acechando a su alrededor y en donde, un usuario desprevenido, podría desatender y caer en datos imprecisos, erróneos e inexactos(ii).

Me gustaría sumar como reflexión lo expresado tan acertadamente por Beatriz Sarlo en su columna semanal en la Revista VIVA, referida al consumo de Internet por parte de los docentes y sobre la lectura de textos y libros por este medio “¿Qué forma tendrá la cultura sin libros? Leer un texto y navegarlo no es lo mismo, incluso para lectores muy veloces y muy entrenados. La pregunta es sobre las posibilidades abiertas por la tecnología: ¿se puede leer un libro de 300 páginas bajado de Internet o simplemente se lo consulta para tomar una cita o un dato.? Si leer y navegar no son lo mismo, digamos también, con el imprescindible coraje, que la cultura del libro desapareció para más de la mitad de los argentinos.”(iii)

Valorable punto de vista, considerando que solemos mencionar “el poco tiempo” para todo aquello que involucre capacitación y preparación. ¿Cuánto he dejado de leer para embarcarme a la posibilidad de “ojear" de varias fuentes en un mismo tiempo? Seguramente, las consecuencias negativas y positivas de estos nuevos hábitos ya se comienzan a ver en nuestra sociedad.


Incidencias en mi actividad profesional
El ser Profesora de Diseño en Comunicación Visual, ha llevado por un lado la actualización y el perfeccionamiento constante para el mejor ejercicio de mi actividad profesional. La meta diaria no es sólo aprender el manejo de nuevos software, sino la perseverancia en la práctica para adquirir el dominio de estos saberes técnicos. El equipamiento de recursos a fines para realizar producciones efectivas y rápidas, son condiciones cualitativas indispensables dentro del mercado laboral de mi disciplina (diseño editorial, identidades corporativas, diseños webs, etc.)
He experimentado el enseñar formalmente a través de distintos recursos audiovisuales, ampliando los lenguajes de comunicación y los soportes de información, construyendo a través de los años, y con cambios rápidos, nuevas herramientas que intento y espero que enriquezcan, los modos de llegada y comprensión de los contenidos pedagógicos. En la actualidad mi computadora portátil, contenidos plasmados desde el PowerPoint con imágenes, vídeos, internet; un proyector o “cañón”, un control inalámbrico con lápiz óptico, son los recursos que acompañan y transportan los saberes en mis clases. De igual forma siempre debe haber un plan “B”, ya que sin energía no hay tecnología que nos pueda acompañar por mucho tiempo, volviendo a la entrañable tiza y pizarrón.

Primeras aproximaciones
Por un lado, existe un desnivel al llevar estos saberes y equipos al nivel formativo básico (por ejemplo secundaria), una resistencia no planteada por los alumnos y sí por el contrario, por mis pares. Acusan la “locura” de llevar tanta tecnología a espacios desprovistos de estos equipamientos. Riesgos y esfuerzos no justificados y que a la larga no serán valorados, ni garantizados en caso de robo o fallas de infraestructura(iv). Es una lástima que aún no busquemos dar más donde hay menos, no sólo a nivel tecnológico, lo cual sería insuficiente si sólo me baso en esto, sino también en brindar la mejor calidad en los saberes a enseñar. Formamos a ciudadanos del siglo XXI con un currículo del siglo XIX y pretendemos utilizar las tecnologías más avanzadas, esta situación también resulta incompatible e incoherente(v).

Por otro lado, el trabajar profesionalmente con estas nuevas tecnologías y generar aprendizajes constructivos, conlleva apropiación y capacitación continua. En realidad aún estamos lejos de poseer estos recursos en todas las instituciones educativas y de configurar métodos de enseñanza acorde a las circunstancias, nuevos materiales y conocimientos(vi). Es constructivo ver e intervenir en áreas de intercambio, con el fin de compartir experiencias, trabajos, producciones, dudas y expectativas. Habría que considerar nuevos espacios curriculares dentro de la formación académica del magisterio, que contemplen el buen uso de estas herramientas tecnológicas, además de motivar a la investigación, la experiencia, la destreza situacional, permitiendo así un verdadero y productivo cambio en nuestra práctica profesional.

Prof. María Fabiola Alvarado Pinedo
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Notas
i CASTELLS, M. La era de la información. Tomo I, Economía, Sociedad y Cultura. Prólogo. Pág. 2 La red y el yo. “Los cambios sociales son tan espectaculares como los procesos de transformación tecnológicos y económicos.”

ii MORIN, E. (1999) Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, Paris. “La comunicación triunfa; el planeta está atravesado por redes, faxes, teléfonos celulares, módems, Internet. Y sin embargo, la incomprensión sigue siendo general. Sin duda, hay grandes y múltiples progresos de la comprensión, pero los progresos de la incomprensión parecen aún más grandes.”

iii SARLO, B. (2009) Revista VIVA, GPS Opinión. Dime qué libro lees... y te diré si dices la verdad. Pág. 24-25. “Todos dicen que leen. Así también los maestros, supuestos bastiones de la cultura y la educación. Pero una mirada más profunda lo desmiente. ¿Qué forma tendrá la cultura sin libros?”

iv LEVIS, D. (2004) Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información. Modelo para armar. Artículo publicado en “Signo y Pensamiento”, Universidad Javeriana, Bogotá, nº 44. “Como acertadamente se recomienda en la declaración de principios de la CMSI `las TIC deben considerarse como un instrumento y no como un fin en sí mismas´. Son herramientas para llevar a cabo nuestras ideas, no una varita mágica. Lástima que las palabras rara vez se acompañan con actos, sobre todo cuando, más allá de las promesas, se trata de combatir la pobreza, el hambre y la exclusión social y cultural.”

v BEGOÑA, G. (2004) De cómo la tecnología no logra integrarse en la escuela a menos que…. cambie la escuela. Universidad de Barcelona Jornada 2004 Espiral. “Bajo esta perspectiva, el papel del profesor debería de cambiar desde una concepción puramente distribuidora de información y conocimiento hacia una persona que es capaz de crear y orquestar ambientes de aprendizaje complejos, implicando a los alumnos en actividades apropiadas, de manera que los alumnos puedan construir su propia comprensión del material a estudiar, y acompañándolos en el proceso de aprendizaje...Las reformas educativas que se han ido sucediendo a lo largo del tiempo han introducido soluciones simples para problemas complejos, han dado respuestas superficiales que, en muchos casos, se centran en un aumento de las horas dedicadas a unos determinados contenidos, sin cuestionarse sobre el sentido de los mismos. Formamos a ciudadanos del siglo XXI con un currículo del siglo XIX y pretendemos utilizar las tecnologías más
avanzadas, evidentemente resulta incompatible.”

vi BEGOÑA, G. (2004 pág. 3) Los cambios cognitivos no son rápidos. Hemos tardado muchos siglos en conocer la influencia de la escritura en el pensamiento y no es posible saber cómo las tecnologías de la información y la comunicación van a alterar nuestra cognición. Lo que sí resulta claro es que la alteración llegará no por el hecho de usar los ordenadores ocasionalmente sino cuando se haya producido una apropiación de la tecnología.

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Bibliografía

-BEGOÑA GROS (2004) De cómo la tecnología no logra integrarse en la escuela a menos que…. cambie la escuela. Jornada 2004 Espiral. Universidad de Barcelona.
-CASTELLS, MANUEL. La era de la información. Tomo I, Economía, Sociedad y Cultura. Prólogo La red y el yo.
-CASTELLS, MANUEL. La era de la información. Tomo I, Economía, Sociedad y Cultura. Capítulo 1. La revolución de la tecnología de la información.
-LEVIS, DIEGO (2004) Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información. Modelo para armar. Artículo publicado en “Signo y Pensamiento” , Universidad Javeriana, Bogotá, nº 44, 2004
-MORIN, EDGAR (1999) Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. UNESCO. Publicado en octubre de 1999 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura – 7 place de Fontenoy – 75352 París 07 SP – Francia.
-SARLO, BEATRIZ (2009) Revista VIVA, GPS Opinión. Dime qué libro lees... y te diré si dices la verdad. Pág. 24-25.